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El amor es la brújula del crecimiento de los niños, los guía a navegar hacia el sol.
Imagínese a un padre levantando suavemente a su bebé en un hogar amoroso, y los ojos de esta pequeña criatura brillan con curiosidad y confianza en el mundo. Esta es la base en los corazones de los niños, fuertes y profundos, creen que el mundo es hermoso y están dispuestos a perseguir esta belleza.
El psicólogo Erikson ha señalado que la edad de 3 a 0 años es una etapa importante para que los niños construyan un sentido de confianza. Los niños en esta etapa son inocentes y sus corazones son como una hoja de papel en blanco, esperando que sus padres los representen con amor.
Las respuestas oportunas, como dar de comer cuando un niño tiene hambre o consolar a un niño cuando no se encuentra bien, le dicen al niño que el mundo es seguro y digno de confianza.
La expresión de amor es igualmente importante.
Un simple abrazo, un tierno beso o incluso una palabra cariñosa pueden sembrar las semillas de la confianza en el corazón de un niño.
Estos momentos cálidos, como el rocío al sol, nutren el corazón del niño.
Además, establecer una rutina regular también es una parte importante para generar confianza en los niños. Cuando la vida está en orden, los niños se sienten a gusto. Así como el sol sale a tiempo todos los días y la luna sale todas las noches según lo programado, el corazón del niño se sentirá tranquilo debido a esta ley.
A medida que los niños entran en la edad de 6 a 0 años, comienzan a mostrar un fuerte sentido de autonomía.
En esta etapa, la comprensión se convierte en la palabra clave. El mundo de un niño comienza a expandirse y tendrá sus propias preferencias, ideas e incluso pequeños rompecabezas.
Cuando un niño se muestra reacio a ir al jardín de infantes, o cuando de repente ocurre una rabieta, la primera reacción de los padres puede ser reprender o amenazar, pero esta no es la manera correcta de resolver el problema.
Lo que los padres deben hacer es escuchar con paciencia y comprender los sentimientos de sus hijos.
Solo así el niño sentirá que sus emociones e ideas son valoradas, lo que fortalecerá su confianza en sus padres.
En la escuela primaria, la autoconciencia y la autoestima de los niños son más pronunciadas.
Aquí es donde la aceptación de los padres se vuelve crucial. Aceptar el verdadero yo de su hijo no es una tarea fácil. Los niños pueden desviarse de las expectativas de sus padres en términos académicos, personalidad, intereses, etc., pero la verdadera aceptación significa que los padres están dispuestos a apreciar y apoyar la personalidad y las decisiones de sus hijos.
Este tipo de aceptación les da a los niños la libertad y el espacio para crecer, de modo que se sientan amados y respetados en el proceso de autoexploración.
Los hijos adolescentes se encuentran en un período de transición de madurez psicológica.
En este momento, el respeto se convierte en la clave para mantener la relación padre-hijo. Los padres deben aprender a dejar ir y dejar que sus hijos exploren y cometan errores por sí mismos. Como dijo el psicólogo Ichiro Kishimi, el mayor objetivo de la educación es cultivar personas "autosuficientes". El respeto y el abandono de los padres no es solo una confianza en sus hijos, sino también el cultivo de la futura autoconfianza y la capacidad de vida independiente de los niños.
A través de estas etapas de amor, comprensión, aceptación y respeto, el núcleo del niño se solidificará.
Aprenderán a confiar en el mundo y a enfrentar los desafíos de la vida con confianza y alegría.
Al igual que el pequeño bebé que fue levantado suavemente por su padre, la confianza que brilló en sus ojos lo acompañará en cada etapa de su vida y se convertirá en su tesoro más valioso.
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Lograr que los niños confíen en nosotros no es solo una expectativa, es una responsabilidad, ¿no es así?
El papel de los padres es, sin duda, crucial en el desarrollo de los niños. Desde el amor de 12 a 0, pasando por la comprensión 0-0, hasta la aceptación de 0-0, cada etapa es la clave para generar confianza.
Sin embargo, cuando los niños entran en el grupo de edad de 12 a 0 años, el problema comienza a complicarse.
En esta etapa, los niños comienzan a formar sus propios valores y su mundo ya no gira solo en torno a sus padres. Comienzan a tener su propio círculo de amigos, sus propios intereses y pasatiempos, e incluso comienzan a formar una visión independiente del mundo.
En este momento, el papel de los padres también debería cambiar. Ya no se trata de satisfacer necesidades, se trata de aprender a aceptar.
La aceptación, por simple que suene, es difícil de hacer.
Especialmente cuando nuestros hijos exhiben rasgos que no coinciden con nuestras expectativas. Puede ser un rendimiento académico insatisfactorio, o pueden ser algunos rasgos de personalidad, como la introversión, la impaciencia, etc...... Nuestra primera reacción a estos es a menudo cambiarlos en lugar de aceptarlos.
Pero la verdadera aceptación significa que comprendemos y respetamos las decisiones y la existencia del niño como individuo. Esto no significa dejar ir, sino aceptar su verdadero yo mientras brinda la orientación y la ayuda adecuadas.
Por supuesto, el proceso no es fácil.
Especialmente cuando vemos que a otros niños les va bien, es inevitable que haya comparaciones en nuestros corazones. Pero tenemos que entender que cada niño es único y que tiene su propio ritmo y dirección para crecer.
Como padres, nuestra tarea es apoyarlos, no cambiarlos.
Aquí me gustaría compartir una pequeña historia. Había un padre cuyo hijo no sobresalía en sus estudios y era muy introvertido. Al principio, el padre estaba muy ansioso y siempre trataba de hacer que su hijo fuera más alegre y sobresaliera en sus estudios.
Pero más tarde, se dio cuenta de que lo que estaba haciendo solo estaba estresando a su hijo. Entonces, comenzó a tratar de aceptar a su hijo por lo que realmente es, alentándolo a desarrollar sus intereses.
Como resultado, el hijo no solo se volvió más seguro, sino que también logró resultados sorprendentes en su campo de interés.
A partir de esta historia, podemos ver que la aceptación no solo hace que los niños se sientan amados y seguros, sino que también saca a relucir su potencial interior. Esto se debe a que, cuando los niños se sienten aceptados por sus padres, estarán más dispuestos a probar cosas nuevas y no tendrán miedo a fracasar aunque fracasen.
Sin duda, esta sensación de seguridad es un terreno fértil para que crezca la autoconfianza y la autoestima de los niños.
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De hecho, la confianza, un concepto complejo y delicado en el mundo de los adultos, es aún más preciosa y frágil en el mundo de los niños.
Como dijo Erikson, generar confianza es la piedra angular del desarrollo de cada niño, pero no debemos detenernos ahí. Para los padres, generar confianza no es solo un objetivo, sino también una responsabilidad, un esfuerzo continuo.
En primer lugar, tenemos que reconocer que la confianza no se produce de la noche a la mañana.
Así como un árbol tarda en crecer, la confianza también necesita tiempo y paciencia para cultivarse. Para los padres, esto significa que necesitan demostrar amor de manera constante y firme, comprensión, aceptación y respeto por sus hijos. En este proceso, cada palabra y acción de los padres envía un mensaje a sus hijos: "Eres amado, eres respetado y eres digno de confianza". ”
Es un compromiso duradero, no un consuelo temporal que solo llega cuando el niño lo necesita.
Además, el cultivo de la confianza no es una calle de un solo sentido.
Los padres muestran confianza a sus hijos, y los niños necesitan mostrar confianza en sus padres. Es un proceso bidireccional que requiere tiempo y experiencia para construirlo y fortalecerlo.
Por ejemplo, cuando los padres respetan las decisiones de sus hijos, les permiten cometer errores y aprender de ellos, en realidad les están enseñando a sus hijos a confiar en sí mismos y a mantenerse fuertes y seguros frente a los desafíos y fracasos.
Además, el establecimiento de la confianza también significa el establecimiento de límites.
Los padres necesitan encontrar un equilibrio entre el amor y el cariño, la comprensión y la indulgencia. La sobreprotección o el exceso de indulgencia pueden socavar el sentido de confianza de un niño. Los niños deben entender que la confianza no significa libertad ilimitada, sino crecer en un entorno seguro, amoroso y disciplinado.
Finalmente, debemos reconocer que la construcción de la confianza es un proceso dinámico que cambia a medida que el niño crece y cambia.
Los padres necesitan ajustar constantemente sus comportamientos y estrategias para adaptarse a las necesidades de sus hijos en las diferentes etapas. Esto requiere que los padres tengan una profunda comprensión y compasión por sus hijos, así como el coraje para aceptar el crecimiento y la independencia de sus hijos.
En resumen, generar confianza es un viaje complejo pero maravilloso.
Esta no es solo la base del crecimiento de los niños, sino también la encarnación de la sabiduría y el amor de los padres. A través del amor, la comprensión, la aceptación y el respeto constantes, los padres pueden ayudar a sus hijos a construir un sólido sentido de confianza que les dará confianza y coraje en sus vidas futuras. Al mismo tiempo, los propios padres crecerán e iluminarán, y será un viaje en el que todos ganen.
Revisado por Zhuang Wu